¿Son los biocombustibles una alternativa viable a los combustibles fósiles?

Los biocombustibles como el etanol, el butanol y el biodiesel se producen a partir de cultivos agrícolas. La industria mundial del biodiésel es considerada uno de los mercados de más rápido crecimiento de la industria química, y la Unión Europea se ha fijado el objetivo de obtener el 5,75% del combustible para el transporte a partir de recursos biológicos para 2010. Tendencias algo similares se manifiestan en Estados Unidos y en otros países desarrollados y en desarrollo.

El mayor motivador para la producción de biocombustibles es el calentamiento global causado por la constante quema de combustibles fósiles. Por otro lado, se supone que los biocombustibles causan menos contaminación y también son biodegradables.

Por supuesto, esto significa que los alimentos que podrían haber sido utilizados para alimentar a millones de personas hambrientas se están utilizando para producir combustible. Según el Banco Mundial, alrededor de 100 millones de personas se enfrentan a la inanición como consecuencia de la actual crisis de escasez de alimentos. Aunque muchos afirman que la escasez de alimentos se ha desencadenado por un cambio repentino en los hábitos alimentarios de la población de China y la India, no se puede ignorar el impacto de la producción de biocombustibles en la seguridad alimentaria. A esto se le puede sumar la acelerada tasa de deforestación una vez que cada tipo de planta puede ser utilizada como combustible, y una vez más y más tierra es necesaria para cultivar los cultivos necesarios para producir petróleo.

Entonces, ¿cuál es la alternativa? Aunque los biocombustibles son mucho mejores que los combustibles fósiles, no deberían producirse matando de hambre a la gente y destruyendo los ya agotados bosques. Mejores alternativas como la energía eólica, la energía solar, la energía producida por las mareas y la energía nuclear pueden revolucionar completamente el escenario energético en el mundo. Todo lo que necesitamos es la voluntad política y la voluntad de anteponer la humanidad a la economía.

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